Parecería tratarse de algún
chiste mal gusto cada vez que algún pariente o vecino común me pregunta: -“¿A qué
te dedicas?”- La tierna y cándida pregunta coloquial que nunca parezco poder responder en una sola oración sin armar un debate de
armas tomadas.
-Planificación- respondo.
De la baqueta, comienzo a
organizar el torrente de contestaciones consecutivas que tendré que lanzar a lo
“batallón” en defensa propia.
Claro, como si ser estudiante de maestría
en tiempos de crisis no fuera motivo suficiente de cuestionamientos y ataques. Súmale a eso tener que prepararte para la ola
de gente que piensan que estas “mirando pal’ techo” porque no te dedicaste al
Derecho o la Medicina.
Un alto por ciento de las veces
llega el comentario: -“¿eso es como de eventos y bodas y esas cosas verdad?-. Las
temperaturas del cuerpo se elevan, el pulso se acelera, y un suspiro hondo y
largo tiende a aparecer reflejado en el rostro.
-No- Respondo.
Ya en mi caso, tercer año de
maestría, varios internados y más reuniones
familiares de las deseadas, me habita en defensa propia un cinismo terrible
como reacción al agotamiento de contestar. Y para terminar la conversación
rápido, evadir conflictos o evitar que se me caliente la cerveza, respondo
frecuentemente:-“Seguro, eso”- o -“Algo así…”.-
Más alarmante aún es el segundo
torrente de comentarios con el que tropiezo: -“¡Bah! Suerte ahí. Si en este país
lo menos que hay es planificación”. De momento, el ánimo que nos traía la
mochila nueva, los bolígrafos con diseñitos y, claro, las clases, colapsan.
Claro, y ahora que andamos en
tiempos de sequía, como si el baño a cubitos no fuera suficiente, prendes el
televisor, sale el noticiero, y en menos de media hora escuchas tres veces el comentario:
“esto es culpa de la mala planificación”
Ah! Claro, ahora existimos.
¿Cómo puede ser aceptable que nuestra profesión venga vestida de tanta burla? Peor aún, la desesperanza que se respira en nuestro país llega a tal nivel, que el hecho de ejercer una profesión que contemple una posibilidad de cambio real es motivo justificado para ser humillados.
Confieso que cuando llegue a la
Escuela Graduada de Planificación (EGP) no tenía idea de lo que estaba haciendo
ni sabía qué realmente era la planificación. Primer año y me toca tomar clases
con “Navas y Gutiérrez”. Escuchar estas
clases me hacía sentir como si el país estuviese reclutando “Avengers” y “esta que está aquí”, apenas puede hacer una
avena.
En el momento era desesperante.
Mis compañeros de Bachillerato haciendo “lo suyo” y yo aquí volviendo a empezar. En retrospectiva, me
alegro de haber aceptado el reto. La
planificación como profesión interdisciplinaria es una herramienta
polifacética, creativa y dinámica. La misma trabaja para optimizar el bienestar
de una ciudad y sus partes. Un
planificador puede crear desde un sistema de transporte colectivo hasta un
programa de disminución de animales “realengos”. Ser
planificador trasciende un empleo, ser planificador es un estado, un estilo de
vida, un modo de ver y ser.
No es noticia nueva el que pocas personas consigan de primera instancia las experiencias
a las que aspiran. ¡No nos desanimemos! La academia, los profesores las
experiencias laborales son herramientas para transformar nuestra sed de cambio
en un plan real, viable y posible. Nos
toca llevar a la mesa una transformación real y hacer del espacio uno nuestro. Haremos
de nuestra profesión lo que nos propongamos hacer de ella.
En arroz y habichuelas, no es la
flecha, es el indio. ;)
¡Mangas al codo pichones!
El país nos necesita.
La planificación, como todo arte,
se redefine en la vanguardia.
“La crisis, es la mejor
bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae
progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche
oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las
grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar
superado.”-Albert
Einstein -
Mis pulgosos!
ResponderBorrarMe encantó el escrito. Como Planificadores debemos encontrar la manera de convertirnos relevantes, necesarios y, más que cualquier otra cosa, efectivos en lograr la acción. Mientras más aprendo sobre nuestra disciplina, más veo lo importante y útil que es para la toma de desiciones. Tenemos un gran reto como país y como habitantes de este mundo tan frágil y cambiante.
ResponderBorrarGracias por este excelente escrito, que lleno de cómicos comentarios y anécdotas, nos invita a reflexionar sobre el camino que emprenderemos como nuevos profesionales en este campo.